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foto personal tomada el 29 de octubre de 2014

¿Y DÓNDE ESTÁ EL PARTIDO NACIONALISTA PERUANO?

A 14 años del levantamiento en Locumba y 9 años de su fundación

Publicado: 2014-10-31

Muchos opinólogos se han preguntado o han criticado la ausencia del Partido Nacionalista como tal en las recientes elecciones, afirmando que es por su casi inexistencia, su débil organización o por error político. Los adversarios políticos insisten en que el gobierno no tiene partido. Veamos…

En la última asamblea nacional partidaria en donde Nadine asumió la Presidencia del Partido -a propuesta de Ollanta y aprobado por todos los delegados- se sustentó la prioridad de abocarse a las elecciones nacionales, en vez de las regionales y locales, a las cuales se iría en última instancia, evaluando cada caso y sus posibilidades. Hace 4 años, se tuvo una decisión similar. En el 2010, la asamblea de entonces a propuesta del CEN, emitió la directiva 15 -sustentada en ese tiempo por Carlos Tapia- donde se planteó lo mismo, aunque sí se postuló hasta en 6 regiones en acuerdos o alianzas; Arequipa (Alianza por Arequipa), Ayacucho (TUNA), Madre de Dios (Gana Madre de Dios), Cusco (Gana Cusco), Puno (Gana - PDR), Tumbes (PNP). En Lima, las bases partidarias acordaron el apoyo hacia Susana Villarán, que al final ganó, compitiendo contra Lourdes Flores. Y las alianzas en Arequipa y Cusco también obtuvieron Presidencias Regionales, con mediocres resultados a nivel nacional ese 2010, al igual que el resto de partidos políticos nacionales. ¿Y qué pasó en el 2014?

Se puede constatar que el Partido Nacionalista hace alarde de su existencia, como muchos otros, en medios y en base al parlamentarismo. Error táctico, desde que el Congreso es la institución más desprestigiada en el país. Congresistas nacionalistas suelen hablar a nombre de Gana Perú como si fuera del partido, sin hacer diferencias, ni ser militantes y ni siquiera pisar locales nacionalistas en todo el Perú, a menos que sea para festejo de algún onomástico, o presionados por circunstancias, sin tener una conexión real con ella, ni rendir cuentas de sus actuaciones, varias cuestionadas en sus regiones. La falta de comunicación entre el Partido como tal, militancia, y las autoridades, con el Ejecutivo y Legislativo, es ya una costumbre, en tiempos no electorales. En la elección regional reciente, militantes en sus jurisdicciones y los congresistas por su parte, han estado promoviendo cada uno por su lado, apoyos y participaciones electorales, y hasta contrapuestas. Para evitar esta diáspora, la preventa de candidaturas y previendo las elecciones internas, en mayo de este año el CEN emitió la resolución 5, donde se deja sin efecto cualquier nombramiento o encargatura en las regiones y a nivel nacional, cortando en algo, este desorden omnipresente. Y en algunas regiones, ya se había avanzado iniciativas de alianzas o participación, por ex dirigentes y varios congresistas, como en Áncash, Arequipa, Ayacucho, Cusco, y hasta en Lima, con diferente suerte. Así se decide no participar a nivel regional, pero en la práctica, varios militantes han sido parte de varias listas de candidatos en movimientos regionales y partidos políticos, aunque su presencia fue mínima.

¿Qué otro aspecto se tomó en cuenta para no participar visiblemente en las elecciones? Quizá la explicación más fundamentada fue evitar los confrontamientos con otros partidos, sobretodo con los presentes en el Congreso, que pongan en peligro el manejo del mismo y la aprobación de leyes que el gobierno prioriza. Tomando en cuenta que la última mesa directiva congresal se obtuvo al tercer intento y raspando las votaciones, se justifica en parte lo decidido. Ésta quedó conformada por el Nacionalismo, Perú Posible, Solidaridad y Unión Regional, los últimos apoyados por la mitad de sus bancadas, ante el abandono de APP-PPC, que este año decidió unirse a los fujiapristas, para intentar poner a Javier Bedoya a la cabeza. Un candidato oficialista municipal en Lima, conociendo su discurso, abría sumado más adversarios, que el gobierno ni sus congresistas, podrían controlar en el parlamento, ante próximas e importantes decisiones. En las regiones, ganarse enemigos en campañas de movimientos que podrían obtener presidencias regionales, tampoco era deseable, sobretodo el último año y medio de gobierno, pensando ya en el 2016. Aun así, hubo 2 candidatos a regidores en la lista de Villarán, provenientes del Partido Nacionalista, así como en varias listas distritales de Diálogo Vecinal, que movió militancia, como por ejemplo en San Juan de Lurigancho, participando incluso con el logo nacionalista en Carabayllo, Huarochirí y la provincia de Loreto, con anuencia del CEN y su COEN, Comité Electoral Nacional, aunque no sabemos bajo qué criterios. La posterior elección interna del nacionalismo sólo en distritos de Lima, en plena campaña municipal, ayudó en cierta forma a cimentar las alianzas, acuerdos y manejar el desorden inicial. En regiones, la misma dinámica, con militantes moviéndose donde había candidatos nacionalistas en las listas regionales y locales, propias, con otras denominaciones y de aliados, con resultados dispares y la ridiculez de algunos dirigentes, apoyando e integrando algunas listas de derecha y/o cuestionadas.

Hasta aquí el análisis que justificaría la no participación del partido nacionalista en las elecciones recientes. Lo que sí no se explica es que a un mes de éstas y ad portas de su nuevo aniversario, el nacionalismo no cuente con ningún comité regional, sino, con sus militantes esperando todavía las elecciones internas anunciadas desde el año pasado. Asimismo el CEN se ha convertido en la única entidad orgánica en funcionamiento, conformada en su mayoría por congresistas que poco tiempo se dan para su partido, con pocos que saben de sus reuniones o sus decisiones, y otras entidades debilitadas, como la formación política, los profesionales, las mujeres y/o la juventud nacionalista, que como los indignados solían hacer, sólo se reúnen para tratar temas de coyuntura, o participar en marchas contra la corrupción, baluarte permanente que los opositores tratan de endilgarle al gobierno y al partido, y sin tener estructuras partidarias de gobernadores, como nunca se tuvo, a pesar de la desinformación mediática. Un centralismo democrático deformado donde sólo algunos congresistas reciben la estrategia que se trata de imponer a una bancada indisciplinada, que tuvo como resultado la salida en dos tandas, de hasta 11 congresistas, ante la terquedad, tanto de las medidas antinacionalistas, como de la elección de la candidata a la Presidencia del Parlamento.

¿Por qué la situación partidaria empeora durante el gobierno, como le pasó al Fujimorismo, Perú Posible y el Apra, y no se fortalece teniendo más recursos? Varias explicaciones ya se han vertido. Una es el comportamiento cíclico de la política, donde el desgaste de un gobierno es heredado por sus partidos, que se dan con un portazo en la cara al momento de tratar de poner en práctica sus ideas. Ejemplos abundan en la política mundial. El tema es que en el nacionalismo, existe un grave “laisser faire”. Como aporte a la teoría del señor de los anillos de Francisco Durand, creemos que la administración del gobierno, sobrepasó las capacidades de un partido que estaba en formación, especializado en ser oposición y con un discurso muy en la onda de la izquierda peruana –basta releer las bases ideológicas, y contar cuántas veces se repite la palabra “imperialista”, impensable en el actual discurso de los voceros del gobierno-. Podemos agregarle que, el partido y la actual gestión nacional se han perjudicado mutuamente: Discurso nacionalista mermado por el accionar del gobierno, sobretodo en el tema económico, ambiental, energético y de derechos humanos; y el partido, que no ha sido, ni será el soporte del gobierno, a escaso año y medio de su término, sobretodo, porque fue una masa, o como dijeron algunos, una avalancha, que trajo a militantes comprometidos, pero también a oportunistas, que sólo se mueven si le dan un puesto laboral o le hacen algún favor político. En ese sentido, el partido nacionalista ha comenzado, a sus escasos 9 años de existencia, a convertirse en lo que tanto criticaba: un partido alimeñado y tradicional más.

Concluimos como siempre, en algunas ideas sueltas y personales. En lo negativo, creemos que el nacionalismo como partido se ha alejado de la población y está dejando que la agenda la pongan los adversarios, ante la falta de dirección. Los errores estratégicos lo han debilitado, al punto que sus concentraciones están en igual número que los partidos mazamorreros, no sobrepasando el millar, si no fuese con ayuda de alguna portátil local. Dentro de lo positivo, la aparición de nuevos voceros, que van enfrentando a opositores y la desinformación de los medios, con ministros que más parecen partidarios –caso Cateriano y Urresti-; la creación de nuevos cuadros partidarios que vendrán a renovar todas las áreas luego del 2016; y la sensación de martirologio, que militantes comienzan a experimentar, lo que los va uniendo. Como muchos deducen, este no es el gobierno del Partido Nacionalista, sino de dos miembros de su CEN, con un entorno cercano de leales, unos más políticos, otros poco operativos, y algunos incondicionales que engordan a sus anchas, con un gran número de tecnócratas que hacen lo mejor que pueden, tomando las ideas que el Presidente explaya en cada Consejo de Ministros, en base a un nacionalismo pragmático. Por supuesto que si en año y medio, como en la campaña de enero del 2005 a junio del 2006, se retoma el partido sólo para candidatear, el destino será como el de aquella vez, o peor, por la pesada carga del gobierno poco nacionalista. Salvo que aparezca una nueva alianza, con un nuevo logo partidario, o un nuevo movimiento político, y todos se laven la cara, como suele hacer el fujimorismo en cada elección…

René Galarreta

París, viernes 31 de octubre de 2014


Escrito por

René Galarreta

Un Idealista Material y un Materialista Ideal...


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René Galarreta Achahuanco

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