En las últimas semanas, se viene intensificando el fuego cruzado y el lodo con ventilador de los que pretenden llegar al sillón presidencial el 2016. La derecha en lo político y la izquierda en lo social, buscan protagonismo en medio de la confusión y debilitamiento del gobierno del “cambio”.

En el lado de la derecha, dos hechos marcaron el inicio de la confrontación con el nacionalismo, o mejor dicho, con el gobierno y la bancada de Gana Perú: el no otorgamiento del indulto a Fujimori, y la investigación al gobierno aprista, con la cereza de los narcoindultos. Esto motivó la respuesta fujiaprista, expresada en doce interpelaciones a Ministros, y recientes retardos en el otorgamiento de votos de confianza a los gabinetes ministeriales, aparte de las sanciones a congresistas de Gana Perú y las comisiones de investigación, algunas justificadas y otras, que más parecen un circo, que han sido dirigidas contra los alfiles del gobierno que hacia el fujiaprismo. Justamente el caso López Meneses es de lejos, el mejor ejemplo de cómo opositores políticos y mediáticos se unen para dar la percepción de que todo está corrompido, y que se le puede creer a un ex convicto, aprista en su época de estudiante en la universidad de José Antonio Chang, muchacho loco de Gonzáles Posada, delfín de Agustín Mantilla y Vladimiro Montesinos, y asesor de la bancada fujimorista en su etapa final, cercana a la debacle del fujimotesinismo. La mejor cortina de humo ante la serie de hallazgos e irregularidades detectadas por la Megacomisión, y miles de vergonzosos narcoindultos apristas.

Por el lado del fujimorismo, nadie puede negar su relación y apoyo a los dirigentes de la larguísima huelga médica, así como la coordinación con los seudo dirigentes de la minería ilegal, en unas 48 veces, que ha desembocado en calumnias y denuncias “sin confirmar”, que suelen ser replicadas por los medios afines a los Fujimori, entre RPP y El Comercio. Las últimas interpelaciones, más han sido la excusa para desgastar al gobierno, con falta de quorum y mociones de censura preparadas, que para obtener información relevante para corregir el rumbo. En ese sentido, la alta aceptación en las encuestas del ministro Daniel Urresti y la Premier Ana Jara, inquieta a la oposición, que aún insiste, con toda la concentración de medios de su lado, que no se está haciendo nada en el tema de la seguridad ciudadana. Ahora, se retoma el caso del prófugo Martín Belaunde, y sus “nexos” con el gobierno, para que cuestionados apristas como Velázquez Quesquén –por sus hermanos favorecidos en obras de Agua para Todos- pretendan denunciar la corrupción –demostrada en su gobierno-, hablar de lobbies –de la cual son expertos varios congresistas-, y pedir una comisión investigadora –esa que no se le aplica a él por sus hermanos enriquecidos de obras inconclusas-. Y el fujimorista Becerril, dándole una mano a sus aliados apristas, queriendo vincular a Belaunde con Orellana, aquel otro prófugo vinculado a la red de corrupción aprista que tuvo jueces, fiscales y policías a disposición, para hacerse de múltiples propiedades. Es decir, ensuciar todo para que no vean la suciedad de su mafia, que pretende volver, acusando al gobierno de corrupto e incapaz.

La izquierda, sin haber obtenido buenos resultados partidarios, retoma el campo social y/o con sus ONG para volver a estar en la palestra. Ad portas de la COP 20, una serie de iniciativas en el campo ambiental, así como cuestionamientos de sus filas se pretende organizar, luego del fracaso de sus movilizaciones laborales de unos cientos ante el foro regional americano de la OIT. El asesinato de Fidel Flores la semana después de la interpelación a Urresti, fue el motivo de nuevas arremetidas, en donde IDL por ejemplo, pidió hasta la cabeza del ministro. Nuevas movilizaciones en Cajamarca por miles durante el cortejo fúnebre de Flores ha demostrado la indignación total, pero también el aprovechamiento político de Patria Roja y el Frente Amplio –o lo que queda de eso- que vienen siendo rechazadas, no sólo por el gobierno, sino por la propia familia y verdaderas organizaciones sociales de base en la propia Cajamarca, que exigen justicia y sanción a los responsables, otra vez, entre policías, jueces y fiscales; frente a un rédito político, victimización y utilización para el mayor desgaste del gobierno nacional, de parte de la izquierda de siempre, con su discurso y voceros de siempre que coinciden con el fujimorismo, en que Urresti debe irse. Ya entraron pues en campaña.

Y no es lo único en lo que coinciden. Como bien indica Raúl Wiener, la contracción de la economía peruana ha motivado la salida de los voceros del sistema para indicar que la culpa es del gobierno, por no haber tomado medidas adecuadas, pero también la izquierda, que vuelve a decir que es el modelo neoliberal el culpable. Y ambas corrientes, al corriente de los compromisos asumidos en la ya olvidada hoja de ruta del ex candidato Ollanta. Este será otro caballo de batalla más en ambos lados de la política, para presentarse como opciones el 2016, a menos que la situación económica mejore. Y lo cierto es que los conflictos sociales, promovidos por la izquierda, pero alentados por la derecha, serán el pan de cada día en el último año de gobierno, aunque algunos quieran resumir los enfrentamientos políticos a los dimes y diretes entre congresistas –que seguirán interpelando o retrasando y quizá negando los votos de confianza-; o entre voceros oficialistas y opositores en los poderes fácticos, el parlamento, y sobretodo, los medios de comunicación, que buscarán quitarle la Presidencia del Congreso a Gana Perú, e insistir en demostrar, su incapacidad para dirigir el país.

De hecho, y como Mulder indicó, la campaña electoral al 2016 empezó oficialmente luego de las elecciones municipales y regionales de octubre del 2014. Por eso es que Keiko Fujimori sigue en recorrido con perfil bajo por todo el Perú; PPK enrola en sus filas a ex toledistas y visita Loreto y Arequipa para apoyar a sus candidatos Meléndez e Ismodes respectivamente; y Humala llame a sus militantes a ponerse su ropa de campaña al 2016. Por eso es que sorprende lo sorprendidos que aparentan estar algunos medios y políticos opositores, criticando este adelanto de elecciones promovido por ellos mismos, y en donde, desde la derecha a la izquierda, comienzan a ponerse en vitrina con el fin de obtener el “favor del pueblo”, y cuando no, su repudio. Y en esta cloaca que se ha vuelto la política peruana, comienza a vislumbrarse una nueva contienda. Con Villa Stein y su dizque “imparcialidad”, la revisión del caso y posterior excarcelación de Alberto Fujimori es sólo cuestión de tiempo. Y en ese escenario, veremos quienes estarán al frente y al lado de dicho ser…

René Galarreta

Lima, jueves 6 de noviembre de 2014