Mientras esperamos los resultados finales, aunque ya irreversibles, donde PPK sería el nuevo Presidente del Perú, y Keiko, la nueva Lourdes Flores, perdedora por segunda vez, sería bueno analizar cómo anda el sistema de partidos y quienes podrían llamarse como tal, al final de todo… 

Como siempre, los bolsones electorales en Arequipa, La Libertad y Lima fueron determinantes en la elección, con el centro y sur votando por PPK y el norte y oriente, por Keiko. Y en la 2da vuelta, disminuyó el voto blanco/nulo de 18%, hasta un 6,5%, pero aumentando el ausentismo en 500 mil. Un análisis rápido, luego de las elecciones presidenciales, ponen en evidencia que muchos de los partidos que han competido, han recurrido a una figura externa, para pasar la valla y en el mejor de los casos, tener arrastre popular. El nacionalismo recurrió a Urresti, un ex ministro del interior controversial, pero con ascendencia popular, que fue afiliado un año antes, recibiendo por ello, todos los ataques posibles. La incertidumbre de su proceso legal, hizo que por dos meses, Milton Von Hesse, otro ex ministro de Humala, lo reemplazara, con escasa receptividad, para luego volver Urresti, hasta su salida y renuncia. Acción Popular recurrió a Alfredo Barnechea al no tener ningún presidenciable en sus filas, con reticencias de algunos de sus dirigentes como Mesías Guevara. En el caso de Julio Guzmán, él recurrió a un partido vientre de alquiler como Todos por el Perú, al no contar con un movimiento propio. Gregorio Santos con su MAS regional, tuvo que recurrir a toda la plataforma de fonavistas de la tercera edad, que bajo la dirección de Andrés Alcántara, formó el partido llamado “Democracia Directa”, el que conservará su inscripción partidaria, a diferencia de Solidaridad Nacional o Perú Posible. Y en el caso de Tierra y Libertad, también conocido como Frente Amplio, recurrió a Verónica Mendoza, quien formó un movimiento llamado Sembrar y que junto a otros pequeños movimientos de izquierda e independientes, dan la apariencia de ser un nuevo gran frente. Sus elecciones internas fueron un ejemplo de democracia, sólo opacada por las denuncias de fraude en Pomalca, Lambayeque, que hubieran dado como ganador a Marco Arana, con nulas posibilidades para lograr el arrastre y conseguir sus actuales 20 congresistas. Hasta aquí, hemos reseñado a todos aquellos “partidos” que han recurrido a alguien externo, para sobrevivir. Todos estos “partidos” han tenido presencia nacional con bases, a excepción de Todos por el Perú.

Decimos esto, porque Peruanos por el Kambio, si bien tuvo candidato propio, tiene pocas bases a nivel nacional. Se podría decir que el partido de PPK es similar al PPC, con más presencia en Lima, y recurriendo a aliados, amigos y hasta familiares, en las demás regiones. APP con Acuña como su líder eterno, si tiene mayor presencia nacional, mucha de ella, basada en autoridades obtenidas en las elecciones regionales y municipales del 2014. Perú Posible sufrió la deserción de sus afiliados, que en menor medida se fueron con PPK, y en mayor cantidad, siguieron y siguen a Julio Guzmán, para tentar nuevamente la presidencia el 2021. El APRA sea el partido más organizado y con más bases a nivel nacional, que no pudieron evitar el fracaso de su candidato vitalicio Alan García. Y en cuanto a Fuerza Popular, salvo algunas regiones con presencia de bases, tiene una gran cantidad de movilización basada en zonas populares, las cuales son atendidas con regalos, transportadas para cada evento y con visitas regulares de dirigentes fujimoristas nacionales. Es como una base clientelar, que responde al llamado de Keiko, Kenji y congresistas, sabiendo que recibirán algo a cambio. Y ese trabajo político/clientelar tuvo sus frutos, con 73 congresistas y casi la presidencia. En ese sentido, se parece mucho a APP, basando su accionar en la “plata como cancha” y/o dinero de cuestionado origen, con denuncias de desviarse presupuestos de la UCV y de las Alas Peruanas.

Debemos inferir que la mayoría de organizaciones políticas, no podrían considerarse como tales, si nos basamos en la ley de partidos que piden tener comités activos y reales en la mitad más uno de las provincias de cada región. En el caso particular de Peruanos por el Kambio, inscrito a fines del 2014, ya afronta varios desafíos, propios de un partido de gobierno. El primero, el de los que se sumaron en el fragor de la campaña, entre individualidades, aliados y oportunistas. En 1ra vuelta, recibieron aliento, con la salida de Guzmán y Urresti, cuyos seguidores pasaron a la campaña de PPK, con mucha receptividad ppkausa, a diferencia de la gente proveniente de APP en 2da vuelta, quizá, por el triste recuerdo del malogrado e ingrato sancochado congresal el 2011. Sin mencionar a los vicepresidentes independientes Mercedes Araoz y Martín Vizcarra, jales como Bruce y Sheput con varios ex chakanos que abandonaron a Toledo, ya se tuvo una primera confrontación con el secretario general de PPK, Salvador Heresi, al pretender desplazarlo de las vocerías de campaña. Junto a Gilbert Violeta y uno más del Callao, son los tres únicos afiliados congresistas, siendo los 15 restantes, independientes. Algo inusual, pero familiar en el nuevo congreso, en el fujimorismo o el Frente Amplio, y en el actual partido de gobierno, donde un independiente solía hablar a nombre del nacionalismo, cuando ni estaba afiliado, ni se regía por su estatuto y ni lo conocían en sus bases. Peruanos por el Kambio correría similar o la misma suerte que el Partido Nacionalista, al migrar automáticamente todos sus dirigentes, al sector público, con frustraciones en las bases no organizadas ni orgánicas, que pugnarán por cargos públicos, peleándose con los recién llegados, entre ex chakanos, ex nacionalistas, y hasta izquierdistas de la última semana de campaña. Esperar reformas electorales o políticas de este conglomerado es pedirle peras al olmo, si al beligerante congreso, le sumamos la inexperiencia política de muchos de sus miembros y su poca presencia en organizaciones de sociedad civil y movilizaciones sociales, que sí podrían enfrentar a neo-políticos.

Se nos viene entonces más años de continuidad del modelo, de confrontación inútil en el Congreso tomado por fujimoristas, de opositores que trabarán todo con tal de empoderarse al 2021 y más, con tecnócratas que pretenderán dirigir el país, cuando la presión política y fáctica los censurará y reemplazará, a menos que PPK no se aísle, como le sucedió a Humala. Pero ese será otro análisis…

René Galarreta

Lima, jueves 9 de junio de 2016.